En un país donde garantizar el derecho a una alimentación saludable para niñas y niños es fundamental, iniciativas como el Programa de Desayunos Saludables se convierten en un apoyo diario y en la mejor oportunidad para que comiencen el día con energía y bienestar. Para comprender su impacto real, UNICEF y Bancos de Alimentos Argentina realizaron un recorrido territorial por Paraná y Concordia,: dos ciudades donde la red comunitaria es vital para sostener la alimentación de muchas familias.
Durante dos días, el equipo visitó jardines maternales, centros comunitarios y comedores, recogiendo testimonios, observando prácticas y escuchando a quienes ponen en marcha, —cada mañana— ,el programa.
Territorio que habla: cuando el desayuno cambia la mañana
En el Jardín Maternal Abejitas, en el barrio Anacleto de Paraná, la jornada empezó temprano. Más de 45 niñas y niños reciben allí un desayuno compuesto por huevos, yogur sin azúcar, fruta y cereales: un menú simple pero poderoso. Las maestras coinciden en lo mismo: “después de desayunar los chicos llegan con otra energía, están más concentrados, participan más”. La escena se repite en Los Pingüinitos, un jardín recientemente incorporado, donde 37 niñas y niños reciben con entusiasmo el huevo, uno de los alimentos más valorados.
En el CIC del barrio Humito, la rutina es distinta pero igual de significativa. Madres jóvenes preparan y comparten el desayuno con sus hijas e hijos, mientras construyen redes de apoyo. “En este barrio, muchas familias apenas llegan a una comida completa al día”, cuenta la referente del CIC . “El desayuno saludable no es un complemento: es una necesidad”.
En Concordia, la visita comenzó en Ojitos Tristes, un espacio donde cerca de 20 niñas y niños asisten por la mañana para tomar un desayuno nutritivo, y unas 200 personas reciben asistencia alimentaria a lo largo del día. En el comedor de Mimi, 15 niñas y niños reciben su desayuno saludable en la casa de su referente, luego del cierre del jardín maternal local. Mimi sueña con ampliar el espacio y ofrecer almuerzos o cenas. “Lo que más cuesta conseguir acá es el yogurt sin sellos”, explica. “Si logramos resolver la cadena de frío, podríamos llegar a más familias”.
El recorrido dejó conclusiones contundentes: los desayunos cumplen con las recomendaciones nutricionales—incluyendo fruta, huevo, yogur y cereales sin azúcar— y se preparan en cocinas limpias, ordenadas y seguras. La aceptación de los alimentos es muy alta, incluso entre niñas y niños que no tenían hábitos saludables incorporados. Por ejemplo, en Concordia se abre la posibilidad de ampliar el alcance del programa y llegar a más barrios, fortaleciendo el derecho de niñas y niños a una alimentación saludable también los fines de semana.
“En UNICEF Argentina consideramos clave trabajar junto a organizaciones como Bancos de Alimentos Argentina para ampliar el acceso de niñas y niños a alimentos saludables y nutritivos. Estas alianzas no solo fortalecen el derecho a una alimentación adecuada, sino que también potencian las redes comunitarias y suman valor al esfuerzo que realizan las organizaciones en los territorios”, sostiene María Fernanda Paredes, Oficial de Políticas Sociales de UNICEF Argentina.
“El programa está generando un impacto profundo en las comunidades: garantiza un desayuno nutritivo y fortalece los espacios que acompañan a las infancias todos los días. Esta alianza con UNICEF nos permite llegar cada vez más lejos, con alimentos adecuados y con una mirada integral del cuidado. Cuando sumamos capacidades, ampliamos oportunidades reales para que cada niña y cada niño pueda crecer, aprender y proyectar un futuro mejor.”, concluye Amanda Reboratti, gerente de fortalecimiento de Bancos de Alimentos Argentina.
UNICEF y Bancos de Alimentos Argentina continúan con el compromiso claro de mejorar, ampliar y sostener un programa que hoy marca una diferencia concreta en la vida de cientos de niñas y niños.