En el Día Internacional de los Trabajadores, desde nuestra Red Argentina de Bancos de Alimentos queremos reconocer la labor de las personas que dedican su tiempo y energía a trabajar por el bien común. En este marco, dialogamos con Carolina Brito, referente del “Comedor Evita”, que brinda un servicio de merienda y almuerzo para más de 150 personas en el barrio San Patricio en Mar del Plata.
Carolina tiene 47 años y su espíritu de colaboración la llevó a organizar junto a sus dos hermanas, Marcela y María, un comedor comunitario en el que brindan alimentos a más de 30 familias. Sobre la motivación de la labor semanal que realizan, Carolina Brito invita a “ponerse en el lugar del otro”, pensando en lo difícil que es a veces pedir ayuda y tratando de entender “lo que significa para una mamá tener que venir a un comedor a golpear las manos porque no tiene otro recurso. Nosotras trabajamos para ellos, porque por esta zona no hay otro comedor que pueda brindarles contención y hay muchas familias en el barrio que lo necesitan”.
Desde hace más de cuatro años que la referente del Comedor Evita y sus hermanas cocinan entre 150 y 180 viandas semanales, trabajando junto al Banco de Alimentos Mar del Plata para servir alimentos variados y nutritivos. Tareas como organizar las compras, cocinar, dar aviso a los vecinos, recibir sus tuppers o contenedores para que puedan llevarse las viandas y administrar los recursos del comedor para poder continuar su labor solidaria, requieren tiempo y energía que las hermanas Brito no dudan en invertir: “le dedicamos muchas horas y voluntad, como a cualquier trabajo, incluso aunque no recibamos un sueldo por lo que hacemos. Nosotras lo vemos como un trabajo que hacemos de corazón. Por dar un ejemplo, un plato elaborado como unos canelones, puede llevarnos entre 9 y 10 horas”.
Sobre las dificultades diarias a las que se enfrenta el Comedor Evita, su referente menciona que “cada día tenemos más familias que se quieren sumar. el valor de herramientas básicas, como una garrafa, se ha incrementado y nosotros tratamos de sacar de donde no tenemos para lograr que muchas personas se vayan a dormir teniendo un plato caliente en la panza.”
Además del comedor comunitario, las hermanas Brito cuentan con una huerta para incluir más verduras en sus comidas y con un servicio de entrega de viandas para los adultos mayores y las personas con discapacidad que no pueden acercarse a retirar su comida. “Donde vemos una necesidad, tratamos de dar una mano. Lo que se gana con nuestra labor, no es dinero, sino vocación.”